Si los estadounidenses pueden tener una Torre Eiffel como la de los franceses, nosotros queremos una Venecia; pensarían los chinos, y se pusieron mano a la obra. Como resultado tenemos una reproducción de la itálica Venecia pero en Macau al suroeste del pais de la dinastía Ming. Salvando las diferencias obvias, parece un lugar bonito, con cierto encanto y sobrecargado de esculturas ostentosas, mucho oro, brillante y luz, mucha luz.
En los interiores de los edificios encontramos bóvedas de lujo, grandísimos pasillos dorados sobre suelos brillantes, que llevan a los grandes casinos que hay dentro. Bellas damas repartiendo fichas, y grandes chinos (económicamente hablando) divirtiendose entre paseo y paseo por los canales de la reproducción china de Venecia.
Fuente: Travel-To
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