Vivimos en grandes urbes con miles de humanos consumidores y por tanto, productores de infinidad de desechos, toneladas de materia de todo género viven con nosotros en las ciudades. En contenedores, papeleras, el suelo o cualquier lugar donde pueda caer todo lo que ya no queremos poseer. Se podría vivir, y de hecho mucha gente vive; de lo que otros tiran, todo lo que aquel que no quiere como suyo, destierra para la eternidad de su hogar, y aleja de su cuerpo.
Muebles, decoración, vestimentas, libros, juguetes, material de todo tipo, e incluso comida es tomada por quién si desea ser dueño de lo tirado. Normalmente para mejorar algún ámbito del hogar o con la única razón de la supervivencia. Hasta que, una lucecita se enciende en la habitación de la creatividad para dar luz al mundo de la imaginación y crear, lo que sea, pero transformar algo en lo que quiera nuestro cerebro imparable.
Gracias ElBlogAlternativo he descubierto a Tad Lauritzen Wright, un artista que realiza collages y creador de este árbol a base del instrumento traductor de imaginación más usado del planeta, el lápiz (sobre estas líneas).
Aguas, refrezcos, zumos, bebidas alcohólicas... son de los desechos mas habituales que encontramos en cualquier lugar, pero también es posible crear y darles otro uso, como a todo, como esta colección de bisutería de Kotik Design (cómo la primera imagen de esta entrada):
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