Moléculas forman ondas elásticas rebotantes que llegan a nuestros pabellones auditivos, para ingresar en nuestro interior y que el ordenador central lo procese para una posterior reacción. Sonidos, miles de ondas diferentes, como miles de sensaciones que producen, capaces de definir lo que en el interior superior nuestro se haya. También molestos los hay, ruidos que producen malestar al ser recibidos, produciéndonos dolores.
Es que no recibimos igual un sonido de alerta como es un grito, que una suave risa, una buena guitarra eléctrica, el sonido relajado y armónico de un arpa al atardecer, o un susurro cercano al oído con las palabras que mas deseas escuchar. Nuestro oído, culpable de nuestra afición a los vibrantes sonidos que producen bienestar mental, y como consecuencia también el físico.
Como todas las partes de nuestro cuerpo, y parece que en especial nuestro oído, nos encanta decorarlo. Aparte de la forma del pelo, creo que no hay otro lugar del cuerpo donde mas acuerdo hay en estilizarlo, mediante los clásicos agujeros, existentes desde que la historia es historia; otros más "modernos" por llamarlos de alguna forma, donde se combinan las perforaciones en diversos lugares, así como aumentando la cantidad de estas. Dilataciones abundan, y también, porque no, tatuajes, como podemos ver en esta primera muestra de Tinta que se escucha.
Fuente: Sarda.es, MundoDescargas, WomenSink, Topoftattos, Inkedplus.
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